Cadenas Productivas
Productiva por naturaleza
Recolección de castañas
Además de ser el producto bandera de Madre de Dios, es un ingrediente esencial de la gastronomía y repostería regional, ya que se emplea en la elaboración de snacks, chocolates, panes y salsas. Asimismo, este fruto se prensa en frío para extraer un aceite con propiedades nutritivas y cosméticas.
Asimismo, las pequeñas y medianas empresas, cooperativas de transformación o exportadoras, trabajan estrechamente con los castañeros para garantizar prácticas sostenibles a fin de contribuir a la conservación de los bosques y al bienestar de las comunidades locales.
Piscicultura
Fotografía: IIAP
La crianza de peces amazónicos contribuye a la seguridad alimentaria y comercio local de Madre de Dios. Las comunidades nativas y agrarias han participado en diferentes programas del Estado y de organizaciones no gubernamentales (ONG) para mejorar su producción.
Por ejemplo, en la sede del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) en Madre de Dios se desarrollan investigaciones de punta, capacitaciones y extensión en piscicultura. Cada año, el IIAP provee millones de alevinos a los piscicultores de la región.
Minería artesanal verde
Además, para reforzar la sostenibilidad en esta cadena productiva, Madre de Dios, de la mano de entidades como AMATAF, USAID, IIAP y CINCIA, continúan desarrollando acciones para promover una minería responsable, ética y formal en la región, a fin de conservar y proteger nuestros bosques.
Cultivo de cacao y copoazú
La cadena de valor del cacao se inicia con la cosecha de los frutos, principalmente como plantaciones locales, en conjunto con especies forestales. Después de la recolección, se da paso al proceso de fermentación y secado para desarrollar las características de sabor distintivas de los granos de cacao. Las cooperativas y las empresas en la región actúan como intermediarios, conectando a los agricultores con los mercados internacionales, a fin de garantizar la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y justas. Este enfoque contribuye al desarrollo económico regional, al tiempo que promueve la preservación de la biodiversidad en la Amazonía.
Por otro lado, el copoazú, fruto de la misma familia del cacao, ha sido cultivado desde hace 8000 años por los pobladores de la Amazonía. Esta especie es versátil y es empleada en mermeladas, chocolates y cosmética natural. Desde la cosecha hasta su procesamiento, la cadena de valor del copoazú impulsa la economía local y demuestra lo versátil que puede ser este fruto. ¡Una deliciosa y sostenible joya amazónica!